Viendo el Nao, con sus ladrillos encalados y sus toques de azul, no sorprende que tenga alma mediterránea. Lo que sí sorprende en cambio es su alto nivel de servicio y la impecable presentación de sus platos. El chef Alex Branch, natural de la zona, da vida a una cocina ganadora en la que todo, desde el pan hasta la pasta y el helado, es de elaboración casera. No te pierdas las entradas, en especial el betabel rostizado con melaza de granada o los tortellini cacio e pepe con camarón azul y hueva tobiko. Los principales, como el lechón, tienen tamaño para compartir, lo que deja espacio suficiente para el helado de yogur con crumble de baklava y fresas maceradas.