Los chefs Enrique Olvera y Luis Arellano son los artífices culinarios de este maravilloso oasis instalado en una casa de huéspedes declarada Patrimonio por la Unesco. Una plataforma de cemento pulido totalmente abierta con vista a un patio de árboles y cactus hace las veces de comedor, con bonitas mesas de madera iluminadas por focos Edison y parpadeantes velas. El incienso y el canto de los pájaros le dan el toque romántico… La cocina –únicamente en forma de menú degustación– está basada en recetas tradicionales oaxaqueñas e ingredientes locales. El festín puede empezar con una croqueta de queso caliente, seguida de un suave tamal con mole coloradito con infusión de gambas y unos excelentes tacos de pescado en tempura. Postres como el nicuatole de piña con fruta de la pasión y sorbete de mango garantizan un final muy refrescante.